Aunque estos terminos, parecieran ser sinónimos, conviene aclarar que existe una gran diferencia entre ellos.
Cuando hablamos de amansamiento, nos referimos al caso de ciertos animales salvajes que en circunstancias especiales aceptan la convivencia con el hombre, ya que éste les proporciona buen trato, alimentación y refugio; pero ésto no significa que el animal admita plenamente las nuevas condiciones de vida, es muy probable que en cualquier momento aflore su instinto salvaje e intente huir hacia una existencia en plena libertad.
Tal es el caso de las perdices o algunas razas de patos, etc., que logran amansarse sin mayor dificultad, pero en cautividad o semicautividad pierden sus aptitudes reproductivas a diferencia de lo anterior, el animal domesticado, acepta para él y sus descendientes la vida que le proporciona el hombre, se hace mas sociable y renuncia a volver a su estado salvaje.
Para que un animal pueda ser considerado como
domesticado, debe conservar la facultad de procreacion.
Los faisanes han aceptado el cambio de vida impuesto por
el hombre, aunque su grado de domesticación no es tan
elevado como el de la gallina comun.
Es por ello que no todas las especies de faisanes han logrado la misma adaptación al cautiverio, algunos se crian con bastante facilidad, su postura es abundante y no requieren de cuidados especiales; otros, en cambio, presentan ciertas dificultades para la reproducción en cautiverio, son de muy baja postura y necesitan de jaulas espaciosas, en lo posible con abundante vegetación.
Los faisanes en cautividad, pierden casi por completo la capacidad de incubar sus propios huevos y resulta un hecho bastante raro que alguna faisana tenga aptitud de cloquez, siendo práctica corriente el retiro diario de los huevos que deponen, utilizando para la reproducción máquinas incubadoras o gallinas enanas.
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